martes, 15 de junio de 2010

Entrevista a Daniel Beresniak (de referencia)

Entrevista a Daniel Béresniak

La Francmasonería

“¿Qué hay más brillante que el oro? La Luz.

Y ¿Qué hay más resplandeciente que la luz? La palabra sustituída.”

Estas palabras de Göethe, francmasón célebre, dicen lo esencial. Los francmasones actúan con las ideas y las palabras, tal como los artesanos se comportan con una materia a trabajar, para hacer cosas útiles y bellas. La forma ritual de sus trabajos proporciona la referencia necesaria para la memoria y la acción. Cada uno se prueba para el cambio. ¿Cómo y por qué los hombres de nuestro tiempo, imbuídos por el deseo de dominar nuestro destino, se regeneran en las Logias masónicas?

A esta pregunta es imposible responder exponiendo hechos precisos. En cambio, el oyente que habrá escuchado las preguntas intercambiadas en este documento, dispondrá de elementos consistentes para responder por sí mismo.

PREGUNTA: Tomando en cuenta lo que Ud. nos propone aquí, la primera pregunta a hacer a Daniel Béresniak es: ¿Cómo definiría Ud. la Francmasonería?

D.B. : Yo mismo no la definiré. Me referiré inmediatamente a las definiciones que figuran en los textos accesibles. La más antigua definición de la Francmasonería conocida actualmente, figura en los textos medievales designados con el nombre de “Viejos Deberes”. Se trata de manuscritos destinados a ser leídos durante ciertas ceremonias, y que presentan la Orden de los francmasones. Los más antiguos, como el Regis y el Cook, que se pueden fechar de 1390 y 1425, son textos accesibles en el British Museum de Londres. Otros, más recientes, cuando en 1717 cuatro Logias inglesas decidieron federarse para fundar una Obediencia, es decir, una estructura constituída de Logias. Se designó una comisión para compilar los “Viejos Deberes” – el término inglés “all travels” -, con el fin de adaptarlos en un texto único adecuado a la época. Ese trabajo tomó varios años y dió como resultado la Constitución llamada de Anderson, porque el Pastor Anderson fue su redactor. Es importante señalar que el Pastor Anderson y sus colaboradores destruyeron todos los “Viejos Deberes” de los cuales dispusieron, con el fin de unificar a los francmasones y de procurar a la Francmasonería una sola fuente de referencia.

Los “Viejos Deberes” conocidos hoy, fueron encontrados en los graneros de antiguas moradas, mucho después de la muerte del Pastor Anderson, no obstante, muchas personas creen todavía que la Francmasonería comienza con la Constitución de Anderson. Conviene aquí dar la definición de Francmasonería según los “Viejos Deberes”, luego la definición de la Constitución de Anderson y, finalmente, examinar las proposiciones actuales para las diferentes familias francmasónicas.

Los Viejos Deberes presentan entre ellos ciertas diferencias de forma y de fondo, no obstante, todos ellos son construídos según el mismo esquema. Comienzan por una invocación a la Santa Trinidad y en seguida exponen las diferentes categorías del saber, según la enseñanza escolástica, es decir las siete ciencias liberales. Finalmente cuentan la historia legendaria de la Orden y sus estatutos. La definición de Francmasonería se sitúa en la segunda parte, a nivel del enunciado de la quinta ciencia, la Geometría. El texto es el siguiente, tanto en el manuscrito Regis como en el Cook: “la Geometría es el arte de medir todo, en el cielo y en la tierra, se le llama igualmente Francmasonería”. Después de enumerar las artes y las ciencias se precisa lo siguiente: “todas las artes reposan sobre la Geometría, incluso la Gramática y la Retórica no podrían existir sin la Geometría”.Es así que la más antigua definición conocida de la Francmasonería la identifica con la Geometría. Según este contexto, habría que atribuir a la Geometría un sentido mucho más amplio, al interior del cual, la Geometría actual no constituye más que una pequeña parte. Se trata en realidad de una profesión de fé pitagoriciana, según la cual el número es la realidad última, de la cual, todo lo que existe, es su manifestación. El pitagorismo fue vinculado en Europa con las diferentes corrientes neo-platónicas y luego con los agnósticos de los primeros siglos del cristianismo.

En la tercera parte de los “Viejos Deberes”, se trata siempre de Pitágoras, venerado como un gran patrón de la cofradía. Su ortografía, en ciertos textos ingleses aparece deformada y se le reconoce por el apellido “Petergor”. Evidentemente, se hace referencia a Euclides; sus postulados y proposiciones dieron origen al arte del Trazo, enciclopedia técnica de los constructores de catedrales. Hay que admitir entonces, que la identificacion de la Francmasonería y de la Geometría es el eco medieval del antiguo decir: “nadie entra aquí si no es geómetra” de la Academia de Platón.

La primera edición de la Constitución de Anderson fue publicada en 1723, con una ilustración en la primera página, representando a un hidalgo examinando la 49ava proposición de Euclides, aquella que enuncia el famoso teorema de Pitágoras según el cual el cuadrado de la hipotenusa de un triángulo rectángulo es igual a la suma de los cuadrados de los otros dos lados. La ilustración evoca las fuentes tradicionales de la Francmasonería, pero en forma discreta. El texto en sí no lo menciona, pero propone una definición de la Francmasonería fundada en la sociabilidad, la moral y la fé. La Francmasonería es el centro de unión y el medio de crear lazos sinceros de amistad entre personas que no habrían podido permanecer perpetuamente extranjeras. Obligado por su contenido de obedecer a la ley moral, el francmasón no será un ateo estúpido, ni un libertino irreligioso. Antes había que pertenecer a la religión de su país, pero hoy, los francmasones deben ser de la religión de la cual todos los hombres están de acuerdo, es decir, ser hombres de bien, probos y leales, sea cual sea la denominación y las confesiones que ayudan a diferenciarlos.

A nivel ideológico es conveniente aceptar la tolerancia religiosa. El pluralismo es admitido, al interior de la fé en Dios. Dicho texto podría ser considerado teísta o, es más, panteísta. Fue interpretado así por numerosos francmasones. No obstante el mensaje esencial dice lo siguiente: un hombre es cualificado por su estilo de vida y por su manera de ser y no por su religión o su nacimiento. He allí el mensaje esencial transmitido por la Francmasonería y que será reintegrado durante el Siglo de las Luces.

PREGUNTA:
Bien, a partir de estos esclarecimientos, la pregunta que se nos plantea ahora, es a qué sirve la Francmasonería, en ralidad lo que quisiéramos saber es: ¿Cuál es la finalidad de la Francmasonería?

D.B.: La pregunta anterior responde en lo esencial a ésta, por la simple razón de que no podemos definirnos sin definir un objetivo. La finalidad de la Francmasonería es de formar iniciados, es decir, hombres liberados.

Este término, designa seres que se han cuestionado totalmente a sí mismos, que se despojan simbólicamente de su piel anterior, que han aceptado, siempre simbólicamente, morir para renacer. El esquema muerte y resurrección constituye lo esencial del método, el que es el objeto de la pregunta, que veremos eventualmente más adelante, pero que es evocado desde ahora porque el camino para ello, es también la finalidad. En la práctica este esquema y este gran término “iniciado” y “hombre libre”, significa que los francmasones extienden el campo de lo conciente en detrimento del inconciente. Se practica la introspección trabajando sobre los símbolos y los mitos. Aprenden a unir la razón, la intuición y la imaginación. Aprendiendo igualmente a unir la curiosidad de saber más y el amor al prójimo. El iniciado sabe que la Terna Trabajo, Fé y Amor no pueden dividirse privilegiando sólo uno de esos términos, descuidar uno sólo de ellos termina por deteriorar los otros.

A través del trabajo, el simbolismo de los útiles de construcción, enseñan a la vez, lo que es subjetivo y lo que es objetivo. Es un trabajo sobre sí mismo y un trabajo sobre el mundo. Casi todas las Logias inscriben en sus Templos las palabras de Sócrates, maestro de Platón: “Conócete a ti mismo, y conocerás el Universo y los dioses”

Esto recuerda a cada uno que el conocimiento objetivo pasa necesariamente por el conocimiento subjetivo. El iniciado sabe que en el discurso sobre un fenómeno, cuenta el fenómeno y cuenta también quién emitió el discurso. Sócrates, honrado por todos los francmasones y considerado como modelo de sabio, enseñó –gracias a su mayéutica- que si todas las respuestas esclarecen, ninguna es totalmente suficiente. La respuesta última está siempre en el porvenir. Sabemos que por haber enseñado esto, por haber mostrado justamente que la respuesta última no será nunca dicha, tuvo un fin de carrera más bien penoso. La presencia de espíritu de Sócrates, subvertió el principio de autoridad y nos invita a aprender y escuchar lo que se dice y no quien lo dice. Y volvemos justamente a la primera definición de la Francmasonería que he expuesto en la respuesta anterior, porque el espíritu geométrico, si el francmasón es un geómetra, enseña a verificar lo que se dice, y luego de haber verificado – con sus útiles, la escuadra y el compás- hacer la demostración. Él no se entrega al principio de autoridad –al “magiste dixiter”, al “romula coluta quosa finita”- o al partido que no puede equivocarse y a todo ese tipo de cosas.

PREGUNTA:
Después de qué hacer, sigue ahora el cómo hacer. Hemos comprendido bien lo que Ud. nos ha dicho sobre la finalidad de la Francmasonería, pero ¿Se puede hablar de un método, existe un método en la Francmasonería?

D.B.: Por cierto, cuando un candidato se presenta en el Templo para ser recibido como francmasón, se le aisla en un Cuarto de Reflexión, después de haber confiado a un Hermano todos los objetos metálicos que lleva sobre sí, -plata, reloj, joyas-. Es así como comienza la Iniciación de un francmasón según casi todos los ritos. La Francmasonería practica varios ritos. Un rito es un conjunto de rituales. Un ritual indica lo que debe hacerse y lo que debe decirse para cada ceremonia: Iniciación, Pasaje al Primer Grado, reuniones ordinarias de trabajo, etc.... El ritual marca el paso de un mundo al otro y permite ponerse en estado de receptividad para abordar las preguntas, permite calmarse, olvidar los ruidos exteriores, las preocupaciones, las imágenes susceptibles de entrabar el libre ejercicio de las facultades mentales. Recuerda los principios, comenta la decoración particular del Templo, invita a concentrarse, a darle tiempo. Lo esencial del método francmasónico consiste en utilizar estos rituales y en comentarlos.

La Francmasonería, afortunadamente, no es un cuerpo monolítico, es un mundo que ofrece diversos paisajes, es una cultura, y no hay cultura sin efervescencia, es decir, sin debates, sin polémicas, sin contradicciones. Esto es conforme a su naturaleza iniciática, ya que en la perspectiva de esta palabra, la enseñanza y la terapia de grupo se confunden. La enseñanza es un viaje y el viajero se nutre de paisajes a descubrir.

El estudio del simbolismo comprende una buena parte de la actividad Francmasónica. Se trata de sobrepasar el nivel del catecismo primario y de penetrar, muy simplemente, el sentido del lenguaje y su historia. Así comprendido, el simbolismo es una vía real que permite explorar las raíces de la conciencia. Por este medio, el francmasón aprende a conocerse mejor y a abordar el conocimiento objetivo. El francmasón no minimiza los problemas sociales ni políticos que se plantean a la humanidad, pero los aborda con más sensibilidad y más eficacia cuando aplica correctamente el simbolismo. Esta afirmación puede parecer extraña a primera vista, pero se clarifica cuando reconocemos la parte de sueño existente en toda representación de la realidad, la parte mitológica e imaginaria que contienen todas las ideologías, es decir: todos los sistemas y todas las representaciones del mundo y se ajusta perfectamente a las preguntas y respuestas. El estudio de los símbolos permite ver mejor como el sueño y la realidad se proyectan el uno en el otro. Así, el francmasón comprende mejor los problemas, sabe enunciarlos más claramente, y sobre todo, aprende a escuchar. Saber escuchar significa entender, tanto lo que no se dice, como lo que se dice explícitamente.

El francmasón experto en simbolismo, dicierne la parte mitológica en todos los discursos. Sabe que el trabajo sobre lo real significa también un trabajo sobre lo imaginario. Ciertas Logias consagran todos sus trabajos al estudio del simbolismo, otras van a practicar sólo ceremonias rituales sin completarlas con planchas, es decir con escritos preparados individualmente. Otras Logias consagran a los rituales una pequeña parte y reservan el mayor tiempo a los problemas de orden político, social, económico, filosófico, artístico o científico. Algunas Logias acuerdan al ritual un valor folklórico.

Antes de emitir juicios sobre estas diferencias, es necesario saber que todas las Logias, cualquiera sea su ritual y su manera de practicarlo, enseña que el francmasón no puede reconocerse a sí mismo como tal; a la pregunta “¿es Ud. francmasón?” el iniciado responde: “Mis hermanos me reconocer como tal”. Esto significa que el origen de la existencia se encuentra en la mirada de áquel que puede designarla. En la práctica esto significa que nadie puede extraer de sí mismo certezas sobre sí mismo. Así es, cuando el Maestro se define a sí mismo como tal, falsea la verdad de la enseñanza.

Una Logia que pretende ser la mejor, administra así la prueba de que es mediocre. Todos los rituales preveen el pasaje a diferentes grados y comienza la enseñanza por los mismos tres primeros grados: Aprendiz, Compañero, Maestro.

Durante el tiempo de aprendizaje el francmasón escucha y calla, produce silencio y efectúa algunos trabajos sobre los símbolos de su grado y en esta ocasión él habla y es escuchado.

El aprendizaje francmasónico enseña el arte de escuchar. A propósito de esto, conviene señalar que una Logia francmasónica es un lugar donde nadie, nadie, interrumpe a áquel que habla. Es inconcebible cortar la palabra, interrumpir, manifestar sus sentimientos, antes de que el locutor haya manifestado el fin de su alocución por la fórmula ritual: He dicho.Y es por este hecho, que la Logia Francmasónica es un lugar privilegiado y cada vez más excepcional, donde los hombres aprenden a escuchar verdaderamente y a controlarse. En efecto, áquel que habla mucho tiempo para no decir nada, se da cuenta solo, y áquel que no soporta oir un punto de vista opuesto al suyo, sufre mucho al comienzo y luego descubre, poco a poco que se puede pensar diferente a él, sin ser por lo tanto un “retardado”. Es así que el método francmasónico es iniciático.

PREGUNTA:
¿Es la Francmasonería una religión?

D.B.: Bien, en el sentido amplio de ese término, la palabra religión es tributaria de su doble etimología latina: “reliquer, relicare”, que significa reunir y releer. “Reliar” significa unir a los hombres entre ellos; luego reunir lo visible a lo invisible, el espíritu a la materia, etc., etc.... En la medida que ser religioso implica una reflexión sobre el mundo y las fuerzas que lo animan por medio de la puesta en acción de todas las facultades mentales, la razón, la intuición y la imaginación, podemos decir que la Francmasonería es religiosa. No obstante, es más preciso decir que es una espiritualidad. En efecto, ella afirma la supremacía del espíritu sobre la materia o, para ser más preciso, ella reconoce el llamado a ir más lejos, ir siempre más lejos y a otra parte. El Aprendiz trabaja en la Logia con la escuadra sobre el compás, lo que significa simbólicamente que la materia domina al espíritu, el Compañero trabaja con el compás y la escuadra entrecruzados, el Maestro trabaja con el compás sobre la escuadra, ello significa que domina sus pasiones. Esta referencias simbólicas traducen una progresión. De la percepción de los ángulos pasa, gracias al trabajo a la percepción de cortes, de una visión estrecha se pasa a una visión más amplia. La religión puede ser considerada también como una reducción de la espiritualidad, una visión general del mundo particular correspondiente a un nivel de conciencia por la cual la historia del mundo es una parte de la historia de Dios. En consecuencia, la realidad francmasónica y la realidad religiosa se confunden parcialmente, pero no por entero. El francmasón se interesa en los mitos para penetrar las profundidades de la conciencia. Él trabaja sobre los arquetipos y su actitud frente a los mitos religiosos está impregnado de una respetuosa curiosidad. Él no cree en primer grado, él sabe que contiene un sentido susceptible de esclarecer la naturaleza humana. Ciertos francmasones son creyentes y practicantes, otros son ateos. Entre los unos y los otros, se dan manifestaciones de intolerancia hacia las diferentes opiniones. No obstante, en la medida que progresan en el arte, sus certitudes se relativisan y aprenden a respetar la diferencia.

PREGUNTA:
Otra pregunta Sr. Béresniak, una pregunta que puede plantearse, tal vez, al espíritu del profano. ¿Es que se puede decir de la Francmasonería que es una secta?

D.B.:¡Ah! ¡Gran pregunta! Antes de responder –evidentemente- es conveniente comprender el término secta. Esta palabra nació del cristianismo. Secta es “carré/coupé”. Secta es toda tendencia organizada sobre una visión del mundo, juzgada herética por la ortodoxia oficial, pero, hoy en día, el término secta designa grupos que proponen una verdad absoluta y que exige a sus miembros una sumisión total. Sobre el método, la secta atrae a sus adherentes, especulando sobre la angustia, sobre el miedo a la soledad y el gusto por lo maravilloso. Ofrecen una familia, una autoridad y un padre. Esto corresponde a una necesidad y es por eso que funciona bastante bien. Pero en contrapartida, a quienes ofrecen consideración y amor, les exigen una sumisión total, un abandono incondicional y culpabilizan toda veleidad individual y crítica. Para condicionar a sus miembros, disponen de antiguos trucos que ya se han probado: no dejarlos nunca solos, reducir el tiempo de sueño, repetir incansablemente los mismos refranes, fórmulas simples y simplistas. Es la técnica de lavado de cerebro, primera lección que funciona desde hace mucho, mucho tiempo. El miembro del grupo es infantilizado y segurizado al mismo tiempo.

Ahora bien, Ud. ve que la Francmasonería no es una secta, que no emplea de ningún modo esos métodos, no constriñe a nadie. No tiene un guru, y no exige de sus miembros sumisión de cada instante. Su método, al contrario, estimula el espíritu crítico, y a ella puede aplicarse la mejor definición que nunca se haya dado de la filosofía: practicar la filosofía es criticar la filosofía y, al mismo tiempo, practicar la Francmasonería es criticar la Francmasonería.

Esta definición es justificada por este hecho. Estudiar es en primer lugar explorar lo que ya ha sido dicho, enseguida es descubrir las evoluciones, las definiciones, las ramificaciones y las contradicciones de aquello que ya ha sido dicho. Entonces hay que comparar, confrontar, comentar, escoger. Enseguida, conviene proponer criterios que permitan juzgar, proponer otra cosa, que permita ir más lejos. Todos los francmasones del mundo observan en sus rituales, como leimotiv, esta invitación a ir más lejos y a reunir aquello que no lo estaba aún. Así, todos los filósofos fundaron sus obras a partir de la crítica de la filosofía y toda afirmación provoca otra, porque es forzosamente criticable, o sea, lo que ya fue dicho anteriormente en relación a la última respuesta. La función esencial de un libro es provocar la existencia de otro libro, y el francmasón ve la biblioteca que sin cesar se enriquece: el bien es la espera de otro “decir”, el mal sería no tener ningún libro. Pero hay algo peor, y es no tener más que un sólo libro y erigirlo en referencia absoluta.

PREGUNTA:
La francmasonería, que reúne a los hombres, como Ud. bien lo ha explicado previamente, ¿admite mujeres?

D.B.: Hay Obediencias, es decir Federaciones de Logias que son masculinas, otras son mixtas y otras exclusivamente femeninas. En Francia, el Gran Oriente de Francia no inicia más que a los hombres, pero después de algunos años, admite la participación de las Hermanas francmasonas en algunos de sus trabajos. La Gran Logia de Francia, la Gran Logia Nacional Francesa y la Gran Logia Simbólica y Tradicional no inician ni reciben más que a los hombres. El Derecho Humano, la Orden Iniciática Real y la Orden de Memphis- Misraim y la Gran Logia Mixta Universal, son mixtas. He citado las federaciones de Logias, Obediencias. Hay algunas que se diversifican, que desaparecen y reaparecen de otra manera, pero que son instituciones. La Gran Logia Femenina de Francia es exclusivamente femenina, pero recibe a sus Hermanos francmasones en ocasiones en algunos de sus trabajos. Desde el punto de vista histórico, la iniciación femenina existe en Francmasonería desde el siglo XVIII, pero se trata de una Francmasonería de Adopción, con un ritual particular adaptado al sexo bello. Además esas Logias de Francmasonería de Adopción, debían ser dirigida por hombres. Bajo el Segundo Imperio, una Logia que tuvo el sobrenombre de Marzo y Lagartija, presentó un voto a favor de la admisión de las mujeres. A pesar que el Gran Maestro, el Pastor Federico Desmeau era favorable, el voto fue rechazado por la mayoría reunida en asamblea general anual. No obstante, la iniciativa de esa Logia obligó a todos los francmasones a reflexionar y a argumentar. El 14 de Enero de 1882, una mujer, Marie Desraimes, conferencista, feminista y anticlerical, fue iniciada por la Logia de Libre Pensadores en Pecq. En 1893 Marie Desraimes ayudada por el Dr. George Martin crearon la primera Obediencia francmasónica mixta: el Derecho Humano.

PREGUNTA:
Entonces, hombres y mujeres.

D.B.: Hombres y mujeres.

PREGUNTA:
Entonces, apertura. Y ¿qué influencia ejerce la Francmasonería en el mundo?

D.B.: ¡Ahhhh! La influencia de los francmasones... ... Es importante en el siglo XVIII. Esta influencia se manifiesta esencialmente por la difusión personal de los francmasones. Los francmasones lanzaron ideas que fueron enriquecidas y pulidas por el trabajo en las Logias. El método simbólico de la francmasonería es percibido, por ejemplo, en toda la obra de Göethe. La generosidad, el amor a la libertad, el llamado a la fraternidad universal caracteriza el teatro de Lessing, quien publicó también diálogos francmasónicos.

En Rusia, el francmasón Nicolás Novikof fue el padre fundador de la edición y de la vulgarización científica en su país. Creía, como todo francmasón, en los efectos benéficos de la instrucción y consagró su vida y sus medios a difundirla en todas las clases sociales. Su Obediencia, la Gran Logia Astre, participó en su obra y la continuó. En Francia la gran idea de la Enciclopedia fue lanzada por un francmasón inglés, el Caballero de Ramsay, en su famoso discurso de 1738, no se contentó de dar como modelo a sus Hermanos, los cruzados de los siglos XI, XII y XIII, que según él, habían practicado la igualdad, la caridad y la fraternidad cristiana. El nuevo reglamento que les propuso, asignaba a la asociación una finalidad precisa, cito: “la cuarta cualidad requerida para entrar en nuestra Orden, es el gusto por las ciencias útiles y por las artes liberales de todas las especies, así la Orden exige de cada uno de vosotros contribuir a su protección, por su liberalismo o por su trabajo, a una vasta obra a la cual ninguna academia y ninguna universiad puede realizar porque toda sociedad particular, estando compuesta por un pequeño número de hombres, su trabajo no podría abarcar objetivo tan enorme”. Como lo señalaba en 1773, la Musa Francmasona, una publicación francmasónica, al reproducir un discurso de Ramsay, contenía el gérmen del diccionario publicado desde 1751 a 1772 bajo la dirección de Diderot y D’Alambert. La semejanza fue aún más evidente, ya que la idea de la nueva publicación había sido inspirada a Diderot por la proposición que le había hecho un librero de traducir la cuarta edición del diccionario de Chambers y que el prefacio de la Enciclopedia francesa justificaba la empresa formulando la esperanza de que gracias a ella “nus nuveux”, siendo más instruídos seremos más felices. Hubo algunos francmasones entre los colaboradores de esta Enciclopedia y también hubo francmasones entre los adversarios.

En lo que concierne a la Revolución Francesa, hubo francmasones en todos los campos: Danton, Camille Desmoulins y el abad Gregoire eran francmasones. Numerosos emigrados lo eran también. Un gran defensor de la monarquía y de la Iglesia, Joseph Demestres era igualmente francmasón y ejerció gran influencia en los medios contrarrevolucionarios. No obstante, por encima de las divergencias ideológicas, hay que citar una Logia que jugó un rol cultural importante: “Las nueve hermanas”, este título evoca las nueve musas. En efecto, cuales sean sus opiniones políticas y religiosas los francmasones trabajan por mejorar la condición de los hombres. Por medio de la instrucción, desean esclarecer el espíritu incitando cultura intelectual, ejercitando todas las facultades espirituales. La Lengua y el Vesus tuvo la idea en 1770, al fundar esa Logia para reunir sabios y artistas permitiéndoles trabajar mejor, disponiendo de medios importantes para difundir sus obras en el mundo profano. Esa Logia contó entre sus miembros con escritores como Chanfort, Florian, Condorcet, Voltaire – iniciado algunas semanas antes de su muerte -. Los pintores Vernet, Creuse, el escultor Boudon, el músico

Puccini, el médico Cabanis, el naturalista Lassebede y Benjamín Franklin, creador del pararrayos, embajador de los reciente Estados Unidos de América, de los cuales la Constitución fue redactada por los francmasones y héroes de la Independencia, Washington y Lafayette, conocidos francmasones.

En el siglo XIX se puede decir que todos los esfuerzos realizados en el desarrollo de la instrucción para todos, fue inspirada y efectuada por los fancmasones. Jules Ferry es una gran figura de la francmasonería y la Escuela libre, laica y obligatoria. Es una conquista de la cual la Orden es legítimamente orgullosa. ¡Cuántos prejuicios se oponían! Los terratenientes decían que los campesinos no tenían necesidad de saber leer, fue dicho por notables que la instrucción es peligrosa y subversiva. Por ejemplo, la gran Catalina de Rusia decía, mostrando al mismo tiempo su hostilidad a la obra de Novikof, “los campesinos no son más que los arrendatarios de sus propios cuerpos, de los cuales nosotros somos los dueños”. Lo anterior dicho por los notables, es inadmisible para un francmasón. Que la dominación sea ejercida por una aristocracia, una oligarquía mercantil, una clase social, una casta burocrática, un partido político, una religión, hay y habrá siempre, un francmason para combatirla. Este hecho no excluye otro hecho, existen francmasones que sostienen una u otra de esas formas de dominación. Y la coexistencia de esos hechos ilustra la definición de la Francmasonería en tanto una cultura que, en tanto tal, contiene varias corrientes de pensamiento. Es permitida la afirmación de que la Francmasonería ha dado a la Francia de la Tercera República, un ideal de fraternidad y que la acción de generaciones de republicanos no sería comprensible sin ello. El rol de la Francmasonería ha sido importante en el desarrollo de la Liga de la Educación creada por el Hermano Jean Macé y también en la obra del ministerio Bourgois y Combes. En nuestro siglo, el XX, debemos a la Francmasonería la creación de organismos internacionales, la SDN, y luego la ONU, la Cruz roja, organizaciones internas de carácter mutualista, la Liga de los Derechos Humanos, la Planificación Familiar. Se puede reconocer la acción de los francmasones en todo lugar donde se manifiesta la voluntad de ser libres y de afirmar la dignidad humana.

PREGUNTA:
Ud. acaba de mencionar algunos nombre célebres en la historia de la Francmasonería y ha presentado esta entrevista bajo el signo de Göethe, el célebre hermano. ¿Qué otros francmasones célebres existen Sr. Béresniak?, ¿podría citarnos algunos?

D. B.: Ya he citado varios, especialmente cuando respondí a la pregunta anterior; pero, en fin, los hay numerosos. En un afán de objetividad voy a citar nombres que son representativos de las diferentes corrientes de la Francmasonería. La mayoría de los marciales del Imperio y de la familia Bonaparte, excepto Napoleón –a pesar de tesis contrarias y controvertidas-, Joseph Prudhomme, teórico del anarquismo, todo ellos francmasones. Combatientes de la Libertad, como Simón Bolívar, San Martín, Benito Juárez, Garibaldi, y los “anar” bien conocidos como Bakunin y Francisco Ferrer.

Además, realistas y príncipes como el Duque de Brunswick, que fue Gran Maestro. Reyes de Inglaterra, Federico II de Prusia, reyes de Suecia, presidentes de los Estados Unidos y en Francia el Duque de Chartres que fue Gran Maestro. El duque de Casse que fue Primer Ministro de Luis XVIII y Gran Comendador de Consejo Supremo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. El Duque Murat, que fue Gran Maestro bajo Napoleón III y tantos otros. Hombres de letras, artistas y sabios: Montesquieu, Condorcet, Göethe, Haydn, Gluck, Mozart, Puschkin, Kippling, Littré. Y los hombres políticos: Víctor Schilscher, que hizo abolir la esclavitud de los negros en 1848. Emil Combe que realizó la separación de la Iglesia del Estado. León Bougois que estuvo al origen de la SDN, Jules Ferry, pionero de la enseñanza laica y obligatoria. Podemos citar ho,mbres de naturaleza muy diferente como : David Crocket, el Duque de Ellington, Louis Amstrong, Jacques Brel, y había olvidado Al Ferry. Pero, he citado suficientemente como para que Ud. pueda apreciar, al menos, la diversidad.

PREGUNTA:
Me parece evidentemente difícil dar una conclusión, dado lo vasto del debate y la profundidad del tema, por otra parte, iniciar significa bien abrir una vía, comenzar un camino; no obstante, ¿puede Ud. ofrecernos una especie de conclusión sobre el tema de ma Francmasonería?

D. B.: Bien, voy a comenzar por una definición de Orstalvirk, que era un autor francmasón que murió durante la última guerra y que decía lo siguiente : “la Francmasonería puede transformar el mundo a condición que pueda devenir lo que ella debe ser”. Sobre lo que debiera ser, hay respuestas que han sido propuestas, ¿lo será?, nadie puede afirmarlo. Podemos solamente estar seguros de que la humanidad no se destruirá por sí misma. Lo que es seguro es que la Francmasonería – si los hombres logran dominar sus tendencias necrófilas – será la escuela que formará clérigos de una nueva era, hombres más bien esclarecidos . Si logramos llegar a ese siglo XXI y algunos decenios más allá, el siglo XXI se caracterizará por la predominancia del amor a la vida sobre el amor a la muerte. Todo lo que hemos dicho de la Francmasonería, con sus contradicciones sorprendentes pero prometedoras y anunciadoras del surgimiento de un nivel de conciencia más amplio, permite la certitud que será el fulgor radiante, el centro de la nueva sociedad. Sobre estas consideraciones cerramos el círculo.

LA FRANCMASONERÍA ES LA GEOMETRÍA. El espíritu de la Geometría, según Clemente de Alejandría, hace el alma inteligente y la dispone a reconocer lo verdadero, a rechazar lo falso, a descubrir las similitudes entre las analogías, a proseguir lo igual en la diferencia, a encontrar una longitud sin latitud, una superficie sin profundidad, un punto indivisible, a elevarnos hacia lo alto a las cosas sensibles, hasta las realidades inteligibles. Hombres experimentados en este ejercicio y totalmente habitados por esta disposición del espíritu, no poseen el gusto del poder, ni buscan los honores. Por esta razón, ellos no gobiernan, no quieren gobernar, ellos irradian. Ellos no son manipulados por los profesionales de la comunicación. Un francmasón instruído según el arte, no se burla de los corderos, ni aúlla contra los lobos. Es áquel que verifica, áquel que escucha lo que se dice y no quién habla, es decir, que no sopesa la cualidad de los términos midiéndolos según el status de quién los pronuncia. El francmasón formado según el arte, practica la humildad –atención, la humildad no es la modestia, incluso no tiene nada que ver-, la humildad es el reconocimiento del “humus” que nos une, aquello que une los deseos, las pulsaciones, las actitudes y las ideas. Es por ello que los francmasones y la Francmasonería se comportan con la misma familiaridad respetuosa y benevolente frente a un artesano, que a un intelectual. El francmasón habla con la misma benevolencia, la misma simplicidad a un jefe de Estado y al centinela que vigila su palacio.

Mayo de 2000

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